CASA QUITIL
EDITORIAL
24 DE SEPTIEMBRE 2024
EN LA ELITE DEL AMBIENTE POLÍTICO JUDICIAL CHILENO SIGUEN
PEINANDO LA MUÑECA.
En países como Colombia y México en el ámbito coloquial
popular la frase peinar la muñeca es fuerte y alude a hechicerías con muñecas
que peinan trenzas, en otros países, el sentido del concepto alude a
situaciones de enajenación mental y locura, (en la película Psicosis es lo que hace
el protagonista antes de atacar a la víctima elegida).
En Chile el significado se ha suavizado y alude más
bien a conductas de personas normales que están pasando por episodios pasajeros
de enajenación o perturbación que nos la recuerdan cuando era niña.
En un diccionario de modismos americanos se da como
explicación de aquello su frecuente utilización por un simpático personaje de
la teleserie “los Títeres”. Personaje que la actriz que lo representa posteriormente
lo adoptó como propio, y lo usaba en presentaciones referidas a rutinas de
contingencia, contingencia política incluida.
No tengo claro si el caso de la muñeca bielorrusa fue
caratulado así por juristas, o, su reconocimiento como tal es obra del
periodista que lo descubrió y dio a conocer. Para lo que nos interesa
profundizar aquí da lo mismo.
Hasta hace una semana, el caso de la muñeca
bielorrusa era un caso que no aparecía vinculado al caso Hermosilla, hasta que
sus abogados filtraron los diálogos contenidos en los audios liberados que si lo
relacionan.
Se confirma con ello la estrategia de la defensa, develando
la situación, no como una locura generalizada que atraviesa todo el ambiente
político judicial y corroe un poder del Estado como sistema, sino, como un
juego de niños.
Mientras tanto los analistas se entretienen urdiendo el
entramado de redes donde aparecen cada vez más personajes de segundo, tercer o
cuarto rango, mientras que a los de primer orden (un ex ministro incluido) se
los protege.
De paso pueden entregar ahora una pintoresca “cabeza
de turca” que cumpla el rol que en tiempos pasados cumplieron “los estudiantes
de ética” o el siniestro “raspado de la olla”; además de hacer “pasar piola” a
los directivos y abogados de Codelco que tienen mucho que decir y explicar al
respecto.
Por nuestra parte, seguiremos en los siguientes
editoriales focalizados en la profundización del caso de la muñeca bielorrusa.
Ello por cuanto lo que aquí nos interesa es indagar si
la baraja del poder se moverá o no con el desenlace de esta crisis. Desenlace que
va más allá de la desvinculación del sistema de los ministro(a)s de la Corte
Suprema, hasta ahora involucrado(a)s, (Vivanco, Matus y Muñoz).
Lo que nos interesa es focalizar la mirada más que, en
los que salgan del sistema, en los que entrarán para reemplazarlos y en cuando,
cómo y quienes participarán en su elección.
Lo que debiera estar hoy en el centro de la discusión
son cuestiones de alta significación política, como si, será posible devolver la
capacidad que debe tener un sistema judicial para juzgar en derecho.
O sea para hacer justicia.
Tema que, a propósito, nos recuerda que el próximo mes se cumple un nuevo aniversario del estallido social.