EDITORIAL
RADIO CASA QUINTIL VALAPARAÍSO
1 DE SEPTIEMBRE 2025
LA CARRERA PRESIDENCIAL EN CHILE. LAS ELECCIONES POLÍTICAS SE GANAN CON HECHOS POLÍTICOS.
La carrera presidencial de Jeannette Jara se posiciona en el escenario político con real posibilidad de aspectarse como potencialmente exitosa, cuando la reforma de pensiones que ella lidera se visualiza con serias posibilidades de convertirse en ley.
Sus últimas indicaciones en el Congreso antes de ser despachada a ley, tienen lugar cuando los partidos debaten la nominación de los candidatos y candidatas que los representarán en las primarias.
Finalmente, la reforma se corona con éxito, después de diez largos años de tramitación, su despacho a ley se produce en el umbral mismo de la selección de candidato(a)s que disputarán las primarias.
Su principal gestora había logrado lo que ninguno de sus pares predecesores había consiguido después de una década de frustrados intentos.
Es el hecho político que explica el espectacular triunfo en las primarias de Jeannette Jara.
Por su parte este espectacular triunfo, es a su vez, el hecho político que la catapulta a la pole position en la carrera presidencial.
Pole position que hasta hoy disputa en las encuestas con uno de los candidatos de la ultraderecha populista.
La interrupción temporal del ascenso durante las últimas semanas puede interpretarse como consecuencia de un hecho político fallido, o sea que no fue.
En efecto, el progresismo se farreó la oportunidad que tenía de instalar en el escenario un suceso que, con seguridad hubiera posicionado a su candidata en un peldaño superior en su carrera presidencial.
Sobre todo, considerando que la democracia cristiana había tomado la decisión de incorporarse a la coalición, cerrando la articulación de un bloque inédito en la historia política de Chile por su amplitud.
Nos referimos a la inscripción de los candidatos que representarán al oficialismo en la elección parlamentaria articulados en una lista unitaria.
Ello no ocurrió y es lo que explica el estancamiento del ascenso que venía registrando la candidata del progresismo, hasta el momento que las plantillas se oficializan.
El castigo sufrido por los gestores de la lista minoritaria de centro izquierda se lo tienen bien merecido. Está por verse el trato que recibirán de los electores.
Los debates, las giras, los programas, los aciertos y errores incurridos por la candidata, miembros del comando y partidarios son elementos que mantienen viva la campaña, pero en los hechos, está demostrado que sustantivamente mueven poco la aguja.
La posibilidad que desde las instancias de la sociedad civil se generen hechos políticos de envergadura, son reducidos, más bien lo esperable es que en ese hábitat los agentes reaccionen cuando sus intereses son tocados.
Considerando que los candidatos competitivos de la oposición son dos y del oficialismo sólo una, es obvio que, si, la candidata del oficialismo no se posiciona en un sólido primer plano en la primera vuelta, las posibilidades de ganar en la segunda vuelta se reducen, por no decir se desvanecen.
Si la tesis que aquí levantamos tiene sentido, resulta obvio que es urgente que el progresismo operacionalice las herramientas que dispone para provocar a la brevedad, uno o más hechos políticos de consideración, que se instalen en el escenario y modifiquen el paisaje político antes de la primera vuelta.
Los instrumentos, dispositivos o artilugios que el progresismo tiene a su haber para crear hechos políticos que hagan ruido y muevan la aguja están en las posibilidades que ofrece el control del Gobierno.
Considerando, por ejemplo, que hay en el Congreso dos proyectos de leyes en proceso de tramitación, cuyos efectos impactan a una gran masa de población. Y el establecimiento de las urgencias para poner su discusión en tabla es función privativa del ejecutivo.
Nos referimos a la ley que establece la interrupción del embarazo por plazos y la ley de financiamiento de la educación superior que considera la renegociación del CAE.
En materia administrativa, también ayudaría, por ejemplo, el visibilizar una aceleración “abusiva” en la ejecución de planes y programas que le hacen sentido a la gente, y tienen la potencialidad de generar empleo, como son por ejemplo los de obras públicas y vivienda.
Y en el ámbito del debate político electoral, aunque esto más bien es tarea de los partidos y comandos, es también urgente rescatarlo de la asfixiante monotonía temática del orden y seguridad ciudadana, y llevarlo al ámbito de la seguridad social, el progreso, el crecimiento con equidad y el mejoramiento de la calidad de vida de la gente.
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