EDITORIAL
CASA QUINTIL
8 DE DICIEMBRE 2024
REFORMA PREVISIONAL. ¿UNA ETERNA CADENCIA ELECTRICIZANTE?
Se habla de cadencia en música cuando en un tema o canción,
un ritmo, compas o armonía transcurre en forma lenta, uniforme, pausada, y sin
sobresaltos; y cuando ello no ocurre, se produce lo que se identifica como,
inflexiones o quiebres.
Una composición musical está compuesta por cadencias y
quiebres.
Todavía en la música cuando el quiebre se expresa en canto
adopta el nombre de estribillo y lo característico es su repitencia a lo largo
de la pieza musical, aunque también puede estar al inicio o al final.
La riqueza del concepto ha llevado a poetas y científicos a
aplicarlo a otros ámbitos que expresan fenómenos naturales (movimiento de las
olas marinas) o, conductas humanas privadas, binarias o sociales.
Un ejemplo de aquello lo tenemos en la tragedia del gran
dramaturgo medieval W. Shakespeare “Marco Antonio y Cleopatra”, que usó el término
cadencia para caracterizar la conducta (matriz en su lenguaje) sexual de la faraona,
considerando en él además de “los momentos lentos” los fulminantes, y la interconexión
de ambos, basándose en el discurso plutarqueano que, como sabemos hoy, en un
ochenta por ciento contiene expresiones engañosas, cuando no mentiras, o. como diríamos también hoy “fake new”,
escritas y usadas para apoyar la causa de Octavio: el tránsito de la República
al Imperio.
Pero tratándose de arte ello es legítimo, y tanto los
cineastas, videastas y expertos en el estudio de su obra se han hecho con ello un
festín, desarrollando este aspecto de la tragedia escrita por su maestro.
Tanto es así que algunos comentaristas han sentenciado: “sin
la matriz sexual de la Reina del Nilo no habría obra”. Es más, utilizando,
imágenes de artefactos que el dramaturgo medieval jamás llegó a conocer, como “bomba
de racimo” para caracterizar los momentos sublimes y fulminantes, o “electrizante” para
caracterizar la relación que sólo ella podía provocar entre la cadencia y el éxtasis.
De todas maneras, nadie lo podrá decir mejor que el propio Shakespeare:
“puede llevarte al paraíso celestial o arrojarte a las tinieblas del apocalipsis”.
Esta larga introducción es para justificar porqué para comenzar analizar
el estado actual de la reforma previsional utilizaremos el concepto “cadencia”,
aunque en el ámbito de la dinámica social, para caracterizar el efecto que provocan
los fenómenos políticos se usa más bien el adjetivo “cadencioso”.
Es un adjetivo útil para analizar el tema previsional considerando que lleva discutiendose mas de 10 años en el Congreso, 15 años si consideramos el proyecto Bachelet del pilar solidario, la última transformación conseguida en el contexto del urgente acercamiento a un sistema de seguridad social de verdad.
Con los proyectos ingresados posteriormente, se consiguieron, con “altos y bajos”, logros menos importantes, predominando más bien los bajos, considerando que el actual sistema previsional, aún no logra, ni de lejos ecercarse a lo que debe ser el logro de su objetivo natural, la seguridad social.
Mas bien ha mantenido, cuando no reforzado, y con creces, un objetivo subalterno, cual es
el financiero, (generación de capital) desconfigurado, además, al estar su administración
en manos de los grandes empresarios.
En el contexto del actual escenario político en la próxima editorial se intentará responder la pregunta enunciada en el título de la presente nota, considerando como supuesto que los parlamentarios cumplirán la amenaza de continuar su discusión el próximo mes de enero en el Congreso.
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