EDITORIAL
RADIO CASA QUINTIL VALPARAÍSO
18 DE DICIEMBRE 2025
CHILE 2025. EL PAISAJE POLÍTICO POS ELECCIÓN PRESIDENCIAL
¿Cómo queda inmerso el progresismo en la nueva estructura de poder?
Con la elección del
candidato del bloque de la derecha radical se cierra un ciclo que enmarca el
paisaje en el que se desenvolverá la política chilena durante los próximos
cuatro años.
En un primer plano se
destacan las dos alianzas que disputaron la elección presidencial.
En un lado la alianza
ganadora identificada con la derecha radical encabezada por el candidato
del partido ultraderechista Republicano J. A. Kast y por el otro la alianza
derrotada encabezada por la candidata del Partido Comunista Jeannette jara.
En la vereda de la
derecha, para materializar las propuestas que el candidato ganador le ofreció
al país, y requieren aprobación legal, se posiciona la mitad del Senado, requiriéndose
en la mayoría de los casos, para lograr el objetivo, la mitad más uno.
En la Cámara de Diputados
los candidatos electos incorporados y partidarios de la alianza ultra
derechista suman 42, y los de la derecha tradicional 34, juntos están al límite
de conseguir la mayoría para aprobar leyes con la totalidad de los diputados en
sala.
Sin embargo, están lejos
de alcanzar el requisito requerido para aprobar reformas constitucionales, aun
sumando los 14 diputados elegidos por el Partido de la Gente, esto es los 5/7
de los diputados y senadores en ejercicio
En la otra vereda la
coalición Unidos por Chile elige 61 de los 155 miembros que conforman la Cámara
de Diputados y el pacto Verdes Regionalistas y Humanistas 3.
Todos los independientes
elegidos, excepto uno, lo hacen formando parte de listas de partidos.
Con ello el Progresismo
logra contener el vendaval a su favor que anunciaba la derecha, y al contrario,
el Congreso puede constituirse en un no despreciable dique de contención para
impedir el deterioro de los derechos sociales que provocaría, por ejemplo, la
reducción de los 6.000 millones de dólares del presupuesto público.
Este resultado arrojó
también una transformación sustantiva en la estructura del sistema
político.
La estructura de
organizaciones políticas que dará forma al nuevo sistema de partidos (con una
reforma constitucional tramitándose en el Congreso) reduce de 24 a 11 los
partidos que cumplen los requisitos para garantizar su existencia legal.
Algunos anunciaron que
intentarán su reinscripción, aunque el aumento del padrón de electores
pone una dificultad mayor para conseguirlo.
Los principales partidos
que abandonan su existencia legal, por alianzas o coaliciones, son el
Partido Social Cristiano de la Alianza ultra derechista Cambio por Chile
los partidos EVOPOLI, Amarillos y Demócratas de la Alianza Chile Vamos (derecha
tradicional), el centenario Partido Radical de la coalición Unidad
por Chile; en tanto que, de la Alianza Humanista, verde y social, quedan
marginados los tres partidos que la crearon aun cuando, Acción Humanista y la
Federación Regionalista Verde Social continúan teniendo representación.
Ponemos énfasis en este
punto por cuanto, por las características del sistema político chileno, modelo
de multipartidismo fragmentado, incide fuertemente en la capacidad de gobernar
dificultando el logro de acuerdos mediante la formación de mayorías
legislativas.
El sistema facilita las
crisis de representación y dificulta los acuerdos de Estado.
Los peligros de la
hegemonía de la ultraderecha pondrán en tensión al sistema, más que por el
poder acumulado, (control total del poder ejecutivo y capacidad de iniciativa
política con los 42 diputados elegidos sobre 32 de sus aliados); por las
propuestas y el relato de campaña del candidato ganador.
Esto es, un Gobierno de
emergencia focalizado en los temas de migración crecimiento y seguridad.
Y aunque no han
especificado los instrumentos que se usarán para conseguir las metas
perseguidas, han dado señales más que suficientes para indicar su obsesión por los
instrumentos utilizados por sus pares en otras latitudes del mundo (Orban,
Trump, Bolsonaro, Bukele, Milei).
El más emblemático resulta
ser la motosierra de Milei, alegoría que pretende ilustrar lo que se intentará
hacer con los derechos sociales financiados con gasto público.
En varios de los países
donde ello ha ocurrido la derecha tradicional ha tomado prudente distancia, en
otros no tanto, está por verse lo que ocurrirá en Chile.
En la otra vereda, la candidata Jeannette Jara logró estructurar en su base política de apoyo, un conglomerado no menor de partidos inspirados en diferentes sensibilidades
ideológicas, inédito en la historia de Chile, que considera el socialismo, el
humanismo cristiano, la socialdemocracia, el liberalismo y hasta el
naciente wokismo.
En ello consistió su
principal legado político, paradojalmente es también su principal obstáculo
para plasmarse en coalición, una amplitud que dificulta el encuentro y adopción
de mínimos comunes.
Por ello, algunos han
sugerido que la estructuración de una base política de oposición al Gobierno de la ultraderecha sea liderada por una coalición que acoja a dos
alianzas, una inspirada en la sensibilidad socialista y la otra inspirada en la
sensibilidad socialdemócrata.
Es el debate que ocupará
al progresismo mientras la ultraderecha toma posesión del poder.
Sin embargo, independiente de la forma que adopte la
articulación de sus agentes, algo que el progresismo debe recuperar, es el
reencuentro con la base social empobrecida y marginada de los frutos del
desarrollo.
Reencuentro que se debe
enarbolar mediante un "relato épico", con líderes y lideresas proféticos que pregonen la "vuelta mesiánica" de una vida mejor.
Además de los cambios
ocurridos en los sistemas ejecutivo y legislativo, sus pares acaban de elegir a
Ana Gloria Chevesich como presidenta de la Corte Suprema de Justicia.
Por su pensamiento sobre
el sistema judicial chileno, expresado en el discurso y la acción, es una luz
de esperanza para que el sistema judicial chileno, comience a recuperar, su
deber de juzgar conforme a derecho antes que conforme a la defensa de los intereses
de las elites políticas y económicas.
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