EDITORIAL
RADIO CASA QUINTIL VALPARAÌSO
28 DE DICIEMBRE 2025
CHILE DICIEMBRE 2025. RADIOGRAFÍA AL PROCESO DE REARTICULACIÓN POLÍTICA.
El tema de la articulación se
tomará la agenda política durante el período de instalación del nuevo Gobierno.
Para los efectos de la comprensión de las ideas
expuestas en esta nota editorial, definimos la articulación política, como el proceso de, relacionar, vincular y
coordinar a diversos actores, organizaciones sociales, o instituciones
políticas para unir fuerzas y trabajar en pos de objetivos comunes, construyendo
consensos y generando hechos políticos que contribuyan a fortalecer la
gobernabilidad, o la acción opositora, dependiendo el lugar donde se posicionen,
los sujetos involucrados en la confrontación básica, gobierno oposición.
La articulación puede plasmarse
en diversos grados dando origen a una alianza electoral, o alianza política, si
sus propósitos apuntan al logro de objetivos de corto y mediano plazo, o,
incluso. a una coalición si los propósitos perseguidos son de carácter
estratégicos y fundados en sensibilidades ideológicas.
Como lo señalamos en la anterior nota editorial, las características del sistema político chileno (modelo
de multipartidismo fragmentado), inciden fuertemente en la capacidad de
gobernar dificultando el logro de acuerdos mediante la formación de mayorías
legislativas. El sistema facilita las crisis de
representación y dificulta los acuerdos de Estado.
II
El proceso de articulación
de los sectores que se identifican con el nuevo gobierno, tiene su momento
clave cuando el candidato del partido republicano obtiene la segunda mayoría en
la primera vuelta de la elección presidencial, y con ello, el derecho a
disputar el balotaje con la candidata del progresismo que obtuvo el primer
lugar.
Inmediatamente conocidos
los resultados comprometen su apoyo la alianza formada por todos los partidos
identificados con la ultraderecha que enfrentaron unidos la elección parlamentaria,
así como los que integran la coalición Chile Vamos.
En la elección
parlamentaria las organizaciones políticas que apoyaron en el balotaje al
candidato ganador se presentaron en dos listas, Cambio por Chile (ultraderecha)
que elige 42 diputados y Chile Grande y Unido (derecha tradicional) que elige
(34), o sea, en conjunto, suman cerca de la mitad de los 155 congresistas que
conforman la Cámara.
En el Senado, sumando y
restando los candidatos electos con los que permanecen en ejercicio se registra
un virtual empate, considerando a Calisto y los dos independientes en el bando
del progresismo.
De los 25 alineados con el
próximo Gobierno, los 18 vinculados a partidos de la derecha tradicional serán
poco para neutralizar el peso de la influencia que podrán ejercer los 7
vinculados a la ultraderecha.
Ello considerando el peso
que tiene el primer mandatario, en la estructura de poder vigente, identificado
como “presidencialismo portaliano”.
En materia de hegemonía al
interior del nuevo Gobierno, las cartas están echadas y hay poco que hacer.
La foto de Kast en
Argentina con la motosierra es más elocuente que la mojigatería hipócrita con que
ha teñido el relato desde su elección.
III
En el lado del
progresismo, en materia de articulación hay más historia que contar, los
momentos claves se produjeron una vez instalado el actual Gobierno, tomando la
iniciativa el propio Presidente Boric, iniciativa a la que nunca se unieron con propiedad las
autoridades de partidos.
Consecuencia de ello fue
que el tema de las “dos almas” fue una asignatura nunca resuelta, y causa de no
pocos de los errores cometidos.
Aprendida la lección los
partidos que participan en el actual Gobierno iniciaron tempranamente la tarea de conformar una lista única para enfrentar las elecciones parlamentarias, y
elegir el candidato a presidente en primarias, a la que se une posteriormente
la democracia cristiana.
Se cumplió el segundo
propósito y se frustró a última hora el primero, los resultados los comentamos
en la anterior editorial.
IV
Hoy el tema de la
articulación nuevamente ocupa e inquieta al progresismo.
De cómo el tema se
resuelva en su forma y contenido, incidirá en los liderazgos y relatos con los que el progresismo enfrentará un Gobierno encabezado por la derecha radical con
claros sesgos populistas y neofascistas.
Resolverlo no será fácil, aun
considerando los legados que deja la
campaña presidencial de Jeannette Jara pese a su derrota:
La incorporación más
amplia de organizaciones políticas habida en la historia política de Chile, que
“va de la democracia cristiana al partido comunista”.
El surgimiento de un nuevo
liderazgo que convertido en referente se sumará, a los ya reconocidos al
interior del bloque, actual presidente de la república incluido.
Un manantial ideológico de donde nutrirse para reconocerse y adoptar los mínimos comunes, que va desde el socialismo al liberalismo clásico, incluida la socialdemocracia, el humanismo cristiano, y hasta el naciente wokismo.
Un relato centrado en la
defensa a concho de los principios que forman parte del ADN del
progresismo, esto es, el reconocimiento del rol del Estado en el fortalecimiento de la
democracia, así como en el funcionamiento de los sistemas de seguridad y económico
que fomente el crecimiento, persiga la justicia social y garantice el reparto y disfrute equitativo de los frutos del desarrollo.
Son estas las banderas que el progresismo requiere enarbolar hoy, además de recoger las demandas aún no satisfechas del estallido, para nutrir y elaborar ese relato épico de contenido profético y alcances mesiánicos, que facilitará el reencuentro con su base social de apoyo natural.
Desarrollaremos esta idea en la próxima nota editorial.