martes, 14 de abril de 2020

EL PENSAMIENTO DE "CASA QUINTIL" SOBRE LA CRISIS DEL CORONAVIRUS.



EDITORIAL.

1.- La presencia del coronavirus en el país ha develado todo el dramatismo expresado en la crisis sanitaria, social, y política que representa.

2.- La crisis es sistémica y sólo el interés de visibilizar mejor sus efectos puede permitir examinarlos separadamente. En lo fundamental cabe señalar que ella es en primer lugar una crisis sanitaria. Parece pertinente entonces partir señalando que compartimos lo expresado por todos los salubristas agrupados en organizaciones científicas a través del mundo: “la economía es secundaria con respecto a las consecuencias sanitarias que el virus puede provocar”.
3.- Exceptuando el "negacionismo", (expresado por Trump y Bolsonaro)  en un primer momento, el comportamiento que ha tenido el Gobierno de Chile para enfrentar el coronavirus en el día a día no ha sido diferente a la conducta manifestada por otros Gobiernos que han adoptado el modelo neoliberal; antes que el virus ingrese al país le bajan el perfil al peligro potencial que trae consigo, y, cuando ingresa, frente a la posibilidad de optar por la detención de la actividad económica y aislar focos infecciosos con el encierro de la población,  se opta sólo por suspensiones parciales, aislamientos y separaciones restringidas de la población que habita una provincia o comuna sin aplicar medidas adicionales de protección. O sea, como lo sugieren los “monjes” del neoliberalismo que recorren el mundo entregando consejos: "Frente a la alternativa de la salud o la economía elige la economía". Para justificar tal decisión el propio Ministro de Salud ha dado como razón la incapacidad de los sectores vulnerables de permanecer encerrados en sus casas por tiempos demasiado largos considerando el riesgo que ello significa debido a las condiciones económicas y de vivienda a la que están afectos. Por cierto el Ministro olvida que tales situaciones son provocadas como efectos de la aplicación durante 30 años del "ABC" de la doctrina neoliberal y que el "chorreo" que tal doctrina prometía beneficiar a los sectores más vulnerables nunca llegó.
4.- En el plano social estos sectores son los que se verán más impactados con los efectos de la pandemia, no sólo porque son los más vulnerables y no disponen de redes propias de apoyo, sino además porque si el Estado quisiera acudir a su salvataje con medidas, sanitarias y económicas, no sabría cómo hacerlo, justamente porque están fuera del sistema.
5.- Los Gobiernos que se sucedieron con posterioridad al desenlace democrático hicieron su parte para contribuir a "descuartizar" la sanidad pública, para lograr su fin estratégico: la privatización; utilizaron, a su tiempo, todos los instrumentos que tuvieron a su alcance;  también contribuyó a la destrucción de la sanidad pública una política fiscal en sintonía con los ajustes y equilibrios monetarios recetados por el F.M.I. y el  Banco Mundial, las mismas que siguieron España e Italia (planes de rescate pos crisis surprime). Países que, al igual que Chile, sus autoridades médicas se encuentran atadas de manos para reaccionar como corresponde: una parte no despreciable del sistema en manos privadas y la parte que sigue siendo pública sin los recursos requeridos para ofrecer un servicio a la altura de las circunstancias. Al efecto provocado por los fenómenos arriba descritos hay agregar el hecho que a lo largo de toda la estructura del Estado las elites económicas necesitan cada vez menos a intermediarios y/o representantes para defender sus intereses en el campo de la toma de decisiones políticas, esa labor hoy la asumen de cuerpo presente. Entonces no podría ser de otra manera: las políticas públicas y sociales promovidas por ellos han sido aquellas que representaban los intereses minoritarios de grupos económicos y financieros anteponiendo sus beneficios particulares al bien común. El ejemplo más reciente de aquello es el reemplazo, en plena crisis, de la SEREMI de salud de Santiago (sale una enfermera salubrista y entra un ingeniero comercial).

6.- En materia de política de protección y salvataje los  instrumentos adoptados son los que se encuadran en la lógica del modelo neoliberal, para muestra un botón: recursos obtenidos vía endeudamiento del Estado, se orientan, en lo sustancial, a rescatar a la empresa privada y su cananalización se realiza mediante la Banca, por lo cual con ellos, sólo se beneficiará a la empresa bancarizada, o sea a la más solvente y capaz de garantizar al Banco vida y salud durante, al menos, el período que demore en cancelar los créditos. Tampoco esos créditos podrán usarse para cubrir salarios de los trabajadores de la propia empresa beneficiada, porque ellos, para mantener el vínculo con la empresa, deben acogerse a la figura de la "suspensión" durante el período de "para" y cubrir sus salarios con su propio aporte al fondo de seguro de desempleo. El peligro de la mediana y pequeña empresa de ser presa fácil de una voracidad de la Banca fundada en el lucro y hasta la especulación si hacen uso de tal beneficio está latente, en especial considerando que el instrumento diseñado lleva por nombre el tristemente recordado Crédito con Aval del Estado (CAE) 
7.- En el plano más político los efectos del virus han erosionado los pilares mismos del neoliberalismo: Estos pilares consideran que el principal polo de desarrollo es la empresa privada y que la formación de grandes grupos económicos es un factor de estabilidad, su expansión no tiene límites si es capaz de insertarse al mercado internacional que es ilimitado, la concentración es un factor constitutivo del sistema; la limitación que la gran empresa tiene para incorporar a la economía a un amplio sector de la población, se resuelve “vía chorreo” y se  instrumentaliza mediante el autoempleo (vendedores de cuneta, cuentapropistas, microemprendedores, etc.). Los servicios sociales, son espacios económicos como cualquier otro, y en los tiempos de pandemia son una “oportunidad” para hacer negocio por lo cual está permitido cruzar los límites éticos asociados a la obtención del lucro como lo son el abuso y la especulación. El mercado debe ser el factor único, exclusivo y excluyente en la asignación de recursos, sin limitación alguna. La libertad económica es la madre de todas las batallas estando incluso por sobre la libertad política. Los trabajadores se consideran un recurso fungible del proceso productivo, al igual que lo son los insumos, el capital de trabajo o las herramientas, bajo el supuesto de que esencialmente aportan su energía humana. Al ser prescindibles los trabajadores como mercado potencial el modelo postula éticamente razonable que reciban sólo la parte de los frutos de la riqueza que el país es capaz de generar que impida la posibilidad de transformarse en “factores de inestabilidad social” para lo cual, el “chorreo” debe ser complementado con la acción focalizada del Estado subsidiario.
8.- El pensamiento neoliberal resumido en el párrafo precedente comienza a derrumbarse cuando una empresa cuyos propietarios forman parte de la elite económica como LATAM se pone en la primera fila para solicitar el apoyo del Estado. La lógica de las decisiones adoptadas por el Gobierno de Piñera para enfrentar la crisis del coronavirus ha sido, como lo hemos explicitado en los párrafos precedentes, la preservación y profundización del modelo neoliberal al que adhiere y está comprometido. Se ha intentado salvaguardar los intereses empresariales hasta el último momento, por encima de la prevención y protección pública de las personas. Pero la evidencia ha puesto de manifiesto que sólo el Estado dispone del poder y las herramientas para salir de la crisis, y los países que minimizando su rol redujeron su capacidad al ejercicio y la ejecución de acciones focalizadas de carácter subsidiario pagarán caro su error. En países en que el empleo informal afecta a tantas personas la posibilidad de quedarse en casa es incompatible con la necesidad de generar los recursos para alimentarse en el día a día. Entre los grupos más sensibles están, por cierto, los más pobres, quienes habitan en asentamientos precarios, en calidad de hacinados en la periferia de las grandes ciudades, muchos de ellos sin acceso a agua y manejo de residuos. La solución para ellos no llegará de la empresa privada estimulada por el mercado y la competencia sino de la cooperación y solidaridad de sus pares en la sociedad civil.  
 9.- Las estrategias adoptadas por los diferentes gobiernos para enfrentar la pandemia demuestran al mismo tiempo los diferentes contextos que dan fundamentos ideológicos a su acción. En un lado tenemos países que asumen que es deber del Estado contener la pandemia, y los ciudadanos aceptan el despliegue de métodos de control individual a cambio de la certeza de que si se enferman la salud pública y en general el Estado se hará cargo de ellos. En el otro extremo tenemos naciones que desde una perspectiva neoliberal han asumido la lógica de aceptar el contagio de amplios sectores sociales y centrar las esperanzas en la producción de inmunidad colectiva. Asumen así la muerte de personas vulnerables al coronavirus, como si se tratase de una estrategia de “darwinismo social” o sea la noción de sobrevivencia de ‘los mejores”

10.- Con ello se ha demostrado que el pensamiento neoliberal ha quedado desprovisto de ideas para enfrentar la crisis. Es más el modelo neoliberal en sí mismo no ofrece ninguna posibilidad de salir "bien parado" de la crisis y por lo tanto las soluciones posibles hay que buscarla fuera de él. Ya no es la "la mano invisible" del mercado sino el Estado la única instancia con capacidad real para abordar con éxito la reversión de los efectos de la crisis. Es así como el Estado se erige como el único instrumento capaz de resolver hoy no sólo la crisis sanitaria y sus mayores efectos económicos (desempleo y hambre) sino incluso los problemas denunciados, en el discurso por analistas de todos los colores políticos y en la calle por los manifestantes, como lo son el acceso al agua, a una vivienda digna, a una educación gratis y de calidad, a un salario y previsión justa, a respirar un aire libre de contaminación.
11.- En el plano internacional analistas de diferentes posturas políticas han concluido que "el coronavirus provocará el fin de la globalización tal y como hasta ahora la conocemos". La apertura de aeropuertos y traslado internacional de personas no se repondrá con la misma premura con que se cerraron. Coinciden también en visualizar en el horizonte un mundo inestable, compartimentalizado, con sus partes actuando con recelo y mucha sospecha afectados por el impacto que provocará en ellos fenómenos como el empobrecimiento y la desaceleración tecnológica; en las relaciones económicas internacionales la asintonía y desconcierto primará sobre la sincronía  y el orden. Para ejemplificar aquello podemos mencionar la disputa por los precios del petróleo librada por Rusia, Irán y Arabia Saudí y la piratería por los ventiladores encabezada por Estados Unidos.
12.- Ha pasado bastante agua bajo el puente desde que el desplome de los socialismos reales y el término de la guerra fría mutó un orden económico mundial de bipolar a unipolar. Como sabemos, el modelo no duró mucho tiempo, con la puesta en escena de los gigantes asiáticos en el lejano oriente, los fundamentalismos religiosos en el medio oriente y los países europeos actuando unidos en la Unión Económica Europea, el orden económico internacional se encamina más bien al perfilamiento de un modelo multipolar. En ese contexto, con la débil capacidad de respuesta y eficacia en la acción frente a la pandemia, las democracias liberales occidentales han quedado mal paradas, perdiendo legitimidad entre sus pares y ciudadanos, frente a la contundente acción y relato ganador expresado en la disciplina colectiva y cohesión estatal de los regímenes orientales.
 13.- De lo expresado en los párrafos precedentes ¿se puede inferir que el coronavirus derrotó al neoliberalismo? Lo que la historia ha demostrado es que las crisis por sí solas no matan los sistemas económicos o políticos, más bien éstos recomponen sus parámetros y se recrean, es lo que acontece si no actúan conglomerados sociales con liderazgos políticos que provoquen su destrucción.   

14.- El neoliberalismo sólo puede ser derrotado en Chile, cuando el control hegemónico de una parte significativa del Estado sea asumida por un MOVIMIENTO POPULAR, configurado por las fuerzas sociales que provocaron el estallido social lideradas por una vanguardia política dispuesta a hacer las transformaciones que viabilicen las demandas sociales y las hagan irreversibles en el tiempo.

15.- El requisito para que ello se produzca es que se configure una mayoría social, electoral y política convencida y dispuesta a provocar tales cambios. La principal disputa que deberá enfrentar la izquierda durante los próximos meses será la disputa por la hegemonía. Un primer round de lo que se viene se libró ya en la elección de la Mesa de la Cámara de Diputados, pero la hora de la verdad serán los acuerdos que se logren en las elecciones unipersonales de alcaldes y gobernadores que se avecinan.






 Lo hemos dicho otras veces, Chile está viviendo hoy un momento políticamente histórico. 
 El neoliberalismo sólo puede ser derrotado en Chile, cuando el control hegemónico de una parte significativa del Estado sea asumida por un MOVIMIENTO POPULAR, configurado por las fuerzas sociales que provocaron el estallido social lideradas por una vanguardia política dispuesta a hacer las transformaciones que viabilicen las demandas sociales y las hagan irreversibles en el tiempo.
También no pocas veces hemos repetido que, el requisito para que ello se produzca es que se configure una mayoría social, electoral y política convencida y dispuesta a provocar tales cambios. La principal tarea que deberá abordar el progresismo de izquierda durante los próximos meses será la disputa por la hegemonía. Un primer round de lo que se viene se libró ya hace algunos meses, en la elección de la Mesa de la Cámara de Diputados, pero la hora de la verdad serán los acuerdos que se logren tanto en las elecciones unipersonales de Alcaldes y Gobernadores que se avecinan, como en la capacidad que tenga para configurar un robusto  bloque del apruebo y la convención constituyente, logrando un triunfo formidable.

A los riesgos que se deben superar para que la centro izquierda se configure en una alternativa real de poder me referiré la próxima semana, ahora  focalizaré la atención  describir los peligros que acechan en la vereda del frente.

Por un lado está la derecha con todas las ventajas que le otorga el control de los poderes reales y fácticos que ostenta, y la desventaja que irradia su difícil manejo cuando se trata de arbitrar disputa de intereses. Su figura se desenvuelve en el escenario político como un monstruo de cuatro cabezas más dispuestas a fagocitarse entre ellas que al enemigo. 

En primer lugar emerge la cabeza del neofacismo, tal vez la mejor configurada, con un candidato a presidente, que si bien no alcanza posiciones de avanzada en las encuestas  se mantiene  siempre "al aguaite"con  un partido que lo afianza, fuertes contactos con militares en retiro pero muy activos en política y una primera línea que ha salido a las calles del barrio alto a reivindicar el rechazo con carteles de Trump y Bolsonaro. Al lado de ella la UDI popular que ha encontrado su principal aliado en el grueso de Renovación Nacional a una derecha social, que después de estallido, le ha quitado las banderas al debilitado candidato Osandón,  el típico patrón de fundo y fiel representante de la fronda aristocrática que se resiste a ser fagocitado por la acción del coronavirus  y la voracidad de sus aliados; la cuarta cabeza está representada por una inexperta EVOPOLI que en una burda maniobra quizo posicionar al respetable  Presidente del Banco Central a la cabeza de una encuesta presidencial más falsa que Judas, ello después que la Democracia Cristiana desistiera jugar con ellos el rol de "bisagra" y, temiendo quedar aislada, dio una potente señal a la centro izquierda, tomando la iniciativa en el trámite de la acusación al Ministro del Interior. 

Aunque menos peligrosa pero no menos dañina emerge una desafiante ultraizquieda amenazando con posicionarse en el mapa político de la mano de su descolorido Premio Nacional de Historia con barba tipo viejo pascuero y una jovial y chispiante "investigadora" con nombre de calendario, intentando desnaturalizar  el plebiscito tanto desde los instrumento como desde los resutados y llamando a anular la preferencia. Mas difusas en el escenario también se escuchan voces en el debate político y plebiscitario  que no se diferencian  de la matriz identificada con estos sectores, partiendo por su deslavado y añejo anticomunismo, la descalificación del conjunto de los partidos sin proponer otro instrumento para hacer política en un contexto democrático (tal vez influenciado por su legado anarquista), su capacidad para trabajar la ingenuidad de los jóvenes (confusión para intentar explicar que es lo que se cambia cuando se cambia la constitución), y finalmente, la dificultad para trabajar la política de largo plazo así como de compatibilizar y/o distinguir los tiempos políticos de la emoción con los de la razón. 
 
(Continúa próxima semana)  

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